martes, 28 de abril de 2020

DIAS DE CUARENTENA - APRENDIENDO A VIVIR EN LA AUSTERIDAD.


Creo que vivir en la Austeridad , no es tan malo. Es bueno!

Muchas cosas ha traído a mi vida, imagino que a la de todos, esta experiencia que atravesamos de vivir en medio de la más fuerte pandemia de los últimos siglos. Todos hemos tenido que acomodar nuestras actividades y actitudes frente a lo diario. Distanciamiento social, puede ser una buena expresión, para que jamás sea entendida como Alejamiento Personal, pues creo que detrás de la imposibilidad de estar cerca físicamente a las otras personas, al final pienso que todo conlleva a un profundo propósito el cual consiste en que nuestro corazón experimente también un nuevo calentamiento; un nuevo acercamiento, lo que nos lleve a desarrollar una sensibilidad que nos acerque de corazón con el prójimo y con las cosas valiosas de la vida, incluidas entre ellas, la más importante, es decir: Dios, y por tanto, las añadiduras que se dan al abrir el corazón.

Son tantos los aprendizajes y las valiosas experiencias, que se deben sumar a nuestro entendimiento, tantas como uno mismo quiera y tenga la capacidad de captar y aceptar. Habrá personas para quienes toda esta experiencia no signifique nada nuevo, y ese sería el mayor desperdicio: que continúe la frialdad del corazón del Ser Humano!

Tengo que referirme en esta ocasión a la fortuna de aprender a vivir de una manera Austera, que por cierto, hace rato se me venía insinuando como regla de una vida más amorosa! Por fortuna y por fuerza de las circunstancias, se hizo real ahora, en medio de nuevas circunstancias.

Vivir con austeridad! Así, sencillo…
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Ha sido una experiencia maravillosa! Darme cuenta que a la larga, en estos encierros, consumimos mucho menos de lo que estábamos acostumbrados. Debemos cuidar, por encima de todo, la salud física y mental. Este encierro sobrelleva que lo gastos personales, los de casa y todos los demás, sean mucho menores a los de antes. El darme gustos como antes, no es posible. Pasa a un segundo plano.

Tenemos la fortuna de re-valorarlo todo, de ubicarlo en una nueva escala de valores. Lo que antes valía más, posiblemente ha perdido importancia, y lo básico e importante resulta menos costoso. No tienen precio experiencias maravillosas y cada vez más apreciadas, como compartir con la familia, estar en casa, sentir a las personas valiosas cerca de nosotros.

No puedo negar que por motivos de mi formación profesional, estoy ligado a una estructura y visual desde lo económico. Más aún después de las actividades que   desarrollé en mi evolución laboral, comprendo que el consumismo produce mayor crecimiento económico; es como un tren que jalona duro el crecimiento, como en el caso de Estados Unidos. Pero aquí creo, estamos, hablando nuevamente de algo más valioso de lo que hemos creído como “verdades absolutas” y posiblemente ya no lo son.

Vale más sacrificar algo de crecimiento económico, por crecimiento personal… Toda la vida! Absolutamente lo creo así!

Producir es vital. Tener trabajo y ganar nuestro sustento. Lo mimo que prosperar, crecer. Nunca estaré en desacuerdo con esto y que no se mal-entienda, jamás iré en contra de estos principios personales y satisfactorios de realización personal. Pero “Donde pones tu tesoro, allí está tu corazón”. Además de crecer y generar empleo y gasto (eso lo hemos venido sabiendo hacer), ante todo, poder crecer desde el corazón, volver a re-establecer la esperanza; tener una justa dimensión de todo en la vida y valorar lo que realmente nos alimenta es muy necesario y vital. No solo de pan y de caprichos, vive el hombre.

Es posible que no consumir desmedidamente como lo hacíamos antes, nos genere medio punto porcentual de sacrificio en crecimiento económico… Pero que más da, ofrecer este medio punto o más, por sumar puntos inmensos y gigantes en el bienestar de todos y en el crecimiento del indicador más importante del mundo, “El Amor”… Eso si es bienestar! Es maravilloso!

Hay muchas necesidades en medio de esta crisis. La situación se irá complicando con el paso de los días y yo no soy ajeno a eso, aunque esperaría que no fuera así. Se perderán muchos empleos lamentablemente. Con hambre las cosas son muy diferentes y se pueden ver rasgos de la desgracia humana por todos lados. Ante esta situación, bien nos viene entrar en austeridad. Sería mejor no malgastar el dinero, y poder ayudar a los más necesitados. Recordar por siempre o por primera vez, que nada nos llevaremos cuando morimos y que el dinero es buenísimo tenerlo, pero siempre y cuando tenga un propósito en la vida, no solo el de alimentar nuestro ego.

La vida durante mucho tiempo nos pide que vivamos en austeridad, así la sociedad nos pida lo contrario; este es además un principio de quienes nos decimos cristianos. Por qué no aceptarlo  y volverlo realidad?

Me he dado cuenta que no necesito mucho en este momento. Mis gastos han entrado en una racionalización dado que la vida ha cambiado en este encierro.  Se vinieron abajo los gastos innecesarios. Me doy cuenta que no necesito de tantas cosas como antes.

Lo más fuerte de todo esto, es darme cuenta que la falsa felicidad tenga una dependencia de los bienes materiales, como alguna vez la tuve. Precisamente allí se genera el mayor cambio de todos: necesitamos poco, lo básico, elemental como las relaciones con nuestra familia, el amor por los demás, alimentarnos con serenidad, volver a compartir la mesa diaria, volver a preparar nuestros alimentos… Y claro, trabajar y tener resuelta las necesidades básicas. No hay necesidad de gastar una fortuna, para satisfacer todo antojo. Ya no es necesario tener un ropero a reventar sin saber todo lo que hay allí y no utilizarlo.

Estoy feliz porque no necesito tanto, y porque vivir en la austeridad ha sido un alivio para mis finanzas, para mi billetera, para mis planes, y para mi conciencia. Estamos atravesando históricos momentos que cambian nuestras vidas, donde definitivamente no se necesita tanto. Posiblemente estamos ante la invitación a un nuevo “Rinascimento”, como dice mi buen amigo Antonio. Es posible encontrar cosas maravillosas en medio de esta prueba y atravesando este necesario e inevitable desierto, encontrar un nuevo mundo, más sensible y con menos despilfarro. En las pruebas, como siempre, vienen las oportunidades.

Mi felicidad no puede depender de la cantidad de satisfacciones  materiales que intento conquistar y que a la larga, no me han llevado a la tan soñada felicidad!

El cálculo es básico y la ecuación incorrecta: Vivir malgastando, en general cualquier recurso, viviendo en un imparable consumismo y satisfaciendo por completo todos mis impulsos y caprichos, no me lleva a ningún buen lugar. Lo que me lleva a la felicidad y lo que siento que me enseña la etapa que atravesamos, es a estar en búsqueda de lo esencialmente grande y maravilloso! El amor… En todas sus maravillosas, minúsculas y  gigantes proporciones…!

Quien no ama, no hace nada.

Porque como dice San Pablo: “Tres cosas hay que son permanentes, la Fe, la Esperanza y el Amor. Pero de las tres, la más importante es el Amor!


Por lo tanto creo que vivir aprendiendo a ser más austeros, definitivamente es otro regalo del Covid19 y no es tan malo!

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