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Nos fuimos a las 6:20 de la tarde, cuando en Bogotá comienza a oscurecer por ésta época, para que el día termine y se abra el espacio para el descanso de los cerca de nueve millones de habitantes que acá convivimos.
Nos fuimos a las 6:20 de la tarde, cuando en Bogotá comienza a oscurecer por ésta época, para que el día termine y se abra el espacio para el descanso de los cerca de nueve millones de habitantes que acá convivimos.
Saliendo
de la Catedral Primada de Bogotá, comenzamos a desplazarnos en dirección a la Plaza de los Mártires. Éramos un grupo cercano a las cincuenta personas, entre
hombres, mujeres y niños, que nos dispusimos a bajar por la calle décima, en
sentido oriente a occidente.
La
tarde caía y en el ambiente se sentía que sería una noche especial. El frio de
la noche bogotana calaba nuestros cuerpos, se sentía hasta lo profundo de
nuestros huesos, pero esto no sería impedimento para que lográramos nuestro objetivo.
De
camino hacia la plaza, pasamos por pintorescas calles de nuestra ciudad, donde
se aloja buena parte de la historia colombiana, empezando el recorrido por la
sacristía de la catedral, donde fue cocinado el delicioso plato que sería objeto
de este evento y que más allá de un caldo, era la intención de algunos
servidores que preparaban su corazón, para llevar a cabo una de las mejores
obras en que haya yo participado hasta ahora en mi vida…
El
grupo era guiado por Mauricio, un generoso hombre que lleva a Dios en su
corazón y en las entrañas de su hermosa esposa, a una pequeña bebé próxima a
nacer. Se llamará María de los Ángeles, para felicidad de sus padres y en
honor, me imagino, a la Santísima Madre….
Mediante
su voz transmitida por un parlante, fuimos descendiendo por la calle décima hasta
encontrarnos con la Plaza de Bolívar, donde nos encontramos con unos policías y
soldados del ejercito quienes custodiaban el Congreso Nacional, debido a los
antecedentes del día anterior, cuando la ciudad fue alborotada por la furia de
unos manifestantes que se declaraban en Paro Nacional. Cualquiera hubiera pensado que no era un buen día para realizar nuestra actividad por tales hechos,
pero cuando las obras son buenas y en procura de ayudar a las personas más
necesitadas, no hay fechas, ni horarios, ni clima que impidan una buena
iniciativa.
Nos
fuimos rezando un Rosario, atravesando las calles antiguas de la Bogotá del
pasado. En voz alta, la gente al oírnos pensaría que estábamos locos, o
seguramente vería en nosotros un grupo de fanáticos más que se pasea por la
gran ciudad. Pasamos por la Iglesia de San Ignacio de Loyola, después
atravesamos la plaza de Bolívar, frente a la escultura de nuestro libertador, y
atravesamos la carrera octava, donde hay una placa conmemorativa de los mártires de
nuestra historia, como si premonitoriamente anunciara el destino de nuestra
caminata y nos daba aviso del sacrificio hecho hace muchos años en aquel lugar:
La Plaza de Los Mártires.
Seguimos
nuestro recorrido y pasamos después al frente del palacio Liévano, de hermosa
arquitectura con estilo de renacimiento Francés y que en épocas anteriores a su
reconstrucción , fuera el Despacho de los Virreyes. Hoy en día funciona allí y
desde el año 1910 la Alcaldía Mayor de Bogotá.
El
grupo caminaba lentamente al ritmo de las oraciones. Varios hombres cargaban en
pequeños montacargas manuales, unos recipientes blancos llenos de comida, los
cuales eran aproximadamente unos ocho barriles, llenos de sabor, fuerza y amor
para nuestros invitados.
Cuando
íbamos de camino hacia el lugar , la tarde seguía cayendo y la temperatura bajaba.
En ese momento un compañero me dijo: “Es increíble cómo cada vez que venimos,
la noche se aclara. Hace luna llena o hace mucho viento y desaparecen las nubes
del cielo, pero la noche se pone despejada y serena”. - Yo inmediatamente subí
mis ojos para mirar al cielo, y así pude confirmar lo que él decía. Aunque no
hubiera luna llena, la noche se veía clara y abierta; la luz venía posiblemente del reflejo de
los otros rincones de la ciudad y servía para alumbrar nuestro camino; adicionalmente, aunque era una noche fría, las estrellas nos cobijaban de
alguna manera para que el camino se sintiera cómodo. Hacía mucho viento, y con
el, se fueron las nubes.
De
cualquier manera, yo sentía que estábamos compartiendo lo que nuestros
invitados viven a diario: ser los habitantes de la noche y de la calle!
Así
fuimos avanzando en nuestro recorrido, pasando por el costado norte del parque
Tercer Milenio hasta llegar a la Plaza de los Mártires atravesando una carrera
décima peligrosa y llena de veloces buses.
La
plaza de los Mártires nos recibía con su hermosa basílica menor llamada "El Voto
Nacional", o la Iglesia del Sagrado Corazón como fondo, y al costado izquierdo
la Dirección de Reclutamiento del Ejército, que en otra épocas fuera la
Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, también construida con
inconfundible estilo francés. -Qué hermosa es la arquitectura antigua de la
ciudad de Bogotá, y qué poco la apreciamos a veces…
Cuando
llegamos a esta plaza, que tiene este nombre porque fue el lugar donde hace
casi doscientos años ejecutaran a mártires de la patria como a Policarpa
Salavarrieta, José María Carbonell y Jorge Tadeo Lozano entre otros, sentí una
gran emoción el ver cómo decenas de hombres se apostaban al costado izquierdo,
haciendo una fila ordenada, para recibir su taza de caldo caliente; al otro
lado, el derecho y en menor cantidad, se organizaban las mujeres a la espera de
su preciado regalo. Era una linda muestra de civismo que posiblemente muchos no
podíamos imaginar anticipadamente.
Noté
cómo las mujeres que se encontraban allí, padecían una condición de abandono
más notoria que la de los hombres; no sé si mi percepción se debió a que por su
fragilidad, sentí que deberían ser tratadas por todos nosotros con mayor
contemplación. Pero lo que si me impresionó, fue ver cómo varias de ellas, a
diferencia de los hombres, estaban descalzas, sin ninguna protección en sus
pies, y en medio del frío de la calle, mostraban en sus dedos las cicatrices
del mal andar por la vida. Algunas incluso con sus dedos lacerados y sus pies
ensangrentados, curtidos por el paso del tiempo y la suciedad de las calles.
Llegar
a este lugar le hace sentir a uno la otra cara de la ciudad. Ésta es una zona
deprimida mejor conocida como “El Bronx”, donde se alojan presumiblemente los
mayores problemas de la ciudad. Personas sumidas en vicios y en un total
abandono, constituyen de éste, posiblemente, el lugar de mayor expendio de
drogas de la ciudad. Allí puede vivir la
mayor población de indigentes, quienes han sido abandonados de toda
clase de suerte, sin tener acceso a una buena alimentación ni buenas oportunidades de vida; simplemente es el
espacio que la ciudad les ha regalado, para que ellos se sientan como en su “mejor
ambiente”, ya que son relegados por su condición. Allí seguramente, se pueden
alojar muchos delincuentes, pero también las personas que se han
quedado sin afecto, o que han tenido mala suerte en la vida. Personas que
pueden estar pagando por los errores de otros, como sus padres o sus familias.
Es
un ambiente hostil, supongo, o por lo menos es lo último que recuerdo de este lugar,
cuando hace más de veinte años estuvimos allí con algunos amigos participando
del último día de servicio militar que varios de ellos prestaron. Pero esta
noche era diferente…
Contábamos
con la colaboración de la policía y el ejercito, quienes a su vez se convertían
en unos amigos más de nuestros invitados de esa noche. Se vivía, de esta manera,
el ambiente de camaradería mas especial que haya yo sentido en momento alguno
de mi vida. Todos éramos amigos, desde el policía, hasta el “habitante de la Calle”,
pasando por nosotros, que siendo de diferentes edades, nos estábamos
permitiendo volver a “sentir” y volver a lo “básico”.
Muchos
de los que colaboramos no nos conocíamos, pero nuestras miradas se entrelazaban,
para permitir así, una especial interlocución de lo que estábamos viviendo. Era
la forma de compartir, desde un pan hasta un profundo sentimiento; todo era
compartido en aquel lugar, cualquier
angustia, cualquier temor que rápidamente se fue ahuyentado de nuestros
corazones, hasta la alegría de ver a alguien comer con hambre, valorando lo que
tenía entre sus manos.
Una
sola mirada que yo cruzaba con un compañero, me permitía sentir que nos decíamos: “Oye!
Parece que algo esta saliendo bien!”; parece como si nos guiñábamos el ojo para
decirnos: “Buena esa!! Te felicito! Están felices y eso lo estas logrando tu!”. La felicidad se nos notaba en la mirada.
Yo
sentía que estaba en un lugar en paz, percibía como si fuera un momento en tregua
en medio de una gran “guerra”; me sentía en un lugar donde se estaba abriendo
un espacio para lo que habita en el corazón de todos los que estábamos allí.
Pobres
mujeres y pobres hombres! La escena no se borra de mi mente, ni tampoco de mi
corazón. Ver cómo llegaban con esa cara de alegría a recibir una taza de caldo con
tanta emoción, me hicieron pensar en todas aquellas veces que me pude haber
quejado porque en un restaurante no me gustó lo que me sirvieron; o en la casa, cuando
no me hicieron mi plato favorito, o cuando se demoraron en traerme la comida a
la mesa; o cuando no me gusto lo que había para comer esa noche. Pensé en cómo
fue posible que yo no valorara más bien, que siempre hubo qué comer en mi casa…
O que siempre esa mesa estuviera acompañada de familiares para compartir un pedazo
de pan y una sopa, privilegio que no todos logran a diario.
Pensé
en lo inconscientes que somos a veces cuando no valoramos lo que tenemos, lo
que la vida nos ha regalado, como si fuera un derecho ganado, solamente porque
nacimos en una familia con posibilidades económicas; pensé en lo afortunado que
soy porque, tal vez, no tuve que pagar los errores del abandono, o los errores
de las discordias entre los padres, o porque simplemente no nací en una zona de
conflicto y fui obligado a huir y en esta huída hubiera podido perder el rumbo.
O porque simplemente siempre tuve una persona al lado que me alertó cuando caía
en las tentaciones de cualquier vicio.
Hemos
corrido con buena suerte, porque cuántos hubiéramos podido caer en esta
situación? Pero siempre tuvimos a alguien
que nos cerro ese camino, para nuestra salvación. Pensé también en todo el
riesgo que se corre al caer ante las tentaciones de los vicios, del licor, del
sexo, en fin, que se yo… de todo aquello que hace que las personas se pierdan y
abandonen el rumbo, para convertirse en una carga de la sociedad.
Estando
allí tuve la posibilidad de hablar con algunos de nuestros convidados y ofrecerles
un abrazo, el cual, siempre fue bien recibido. -Espero haberles hecho sentir esa
mano amiga, igual que la de mis compañeros que también lo hicieron.- Pude notar en muchos de ellos, cómo hablaban
de Dios; pude sentir, a pesar de sus condiciones, algo de su Fe.
Sé bien que muchos no dan ejemplo con sus vidas, pero cualquiera que estuviera en
esas condiciones y hubiera "perdido su cabeza", podría ser capaz de
hacer cualquier cosa por un pedazo de pan, así que no se puede juzgar. Lo único
que me di cuenta es que cuando uno les da un poco de cariño, todo funciona
diferente. Su corazón se abre; son amigables y cariñosos, inofensivos,
amorosos, agradecidos, con nosotros y también con Dios. Muchos pronunciaron:
Que Dios los bendiga! Y pensaba yo: Cuantas veces nos invitan a algo, y ni
siquiera lo agradecemos?
Nunca vi tanto agradecimiento en un mismo lugar!
Pasaron
muchas cosas esa noche. Conocí una mujer que en su juventud tuvo que ser muy
linda, pues hoy todavía sus años dan muestra de la belleza de sus ojos y su
cara. Ingeniera Química graduada de la Universidad Nacional, hablaba de su
familia con mucha nostalgia, así el paso de los sufrimientos le hallan dejado huellas
en su conciencia y su realismo fugado.
Conocí
algunas personas, que posiblemente para su bienestar, han abandonado la
realidad. Imaginan cosas, hablan solos, están en una condición que a cualquier
luz, deberían estar en centros de recuperación o en hospitales brindándoles
auxilio y bienestar. Conocí personas que estaban bajo los efectos de las
drogas, y también del alcohol, personas traumatizadas por la soledad, personas
en silencio, mudas seguramente por todo lo que les ha tocado ver en sus vidas y
posiblemente porque ya nadie les responde a un llamado; personas incrédulas de
lo que estaba pasando; personas incapacitadas físicamente; personas sin un ojo,
personas cojas, personas sin abrigo, personas lastimadas en sus brazos y en sus piernas, pero todas unidas por algo en común: ser personas sin cariño de verdad.
Personas dejadas a su suerte, con su mirada marcada por el desconsuelo y el
abandono. Reflejaban en sus ojos el dolor generado por el hambre y la soledad.
Cuánta
misericordia puede haber en un lugar así? Dios mío, ahora comprendo por qué
Jesús hizo tantas obras en la mitad de estas situaciones, y escogió a los más
necesitados para hacerles sentir el poder de su amor…!
En
un momento de la noche, un hombre que pasó por allí, se quedo sin su taza de comida,
porque estaba en una condición física lamentable. Prefirió abandonar el lugar,
antes de recibir la ayuda que cualquiera de nosotros le tendería. Al darnos
cuenta de esto, con unos compañeros, dos mujeres, y otro hombre, nos fuimos
tras de el. Queríamos que sintiera que también él estaba invitado, pero sobretodo
que sintiera que era bien recibido y que él era parte de nuestra atención, así
que lo alcanzamos en la esquina norte donde termina la plaza. Caminaba lento,
cojeaba con su maltrecha pierna derecha; cuando llegamos a su lado, dio media vuelta
y con su cara triste, golpeado en un costado de su rostro, nos contó que la noche
anterior, el día del paro nacional, había recibido una fuerte golpiza en su ojo
derecho, el único que le quedaba, pues su ojo izquierdo ya no existía en su
cara. Que todavía tenía mucho dolor en todo el cuerpo…. Que doloroso!... Cogió
su taza de caldo con las dos manos, y con una cálida sonrisa, nos dio las
gracias, y comenzó a comer con tanta humildad, que logró sacar una lágrima de
mis ojos.
Hoy
creo que ha sido una labor muy enriquecedora, y lo más extraño de todo y que
uno nunca se imagina, es que los más regalados esa noche fuimos nosotros mismos,
los colaboradores. No solo ellos, que recibieron una taza de caldo y que tanta
falta les hacía, sino nosotros los que fuimos al encuentro de la realidad y del
dolor.
Sin
darme cuenta, esa noche estaba llenando mi corazón de un gozo muy especial. No
importaba que tuviera que dejar de ver el partido de mi club del alma,
Millonarios. Es más, sentí que mientras más sacrificio, mejor aún! No importaba
el frio ni lo lejos que tuviéramos que ir, porque lo que estaba notando, era
que mi corazón se estaba llenando de un gozo total; mi alma estaba sintiendo
algo que nunca había sentido, mi vida estaba teniendo un sentido diferente
en ese momento, porque realmente ellos
me estaban regalando a mi, algo más grande, y era poderme mostrar la realidad como
yo no la conocía. Me estaban abriendo sus manos para recibir algo de nosotros,
y me estaban extendiendo sus brazos, para decirme gracias y para aceptar lo que
yo les estaba dando, lo que yo les estaba ofreciendo.
En
otros lugares quedaron los miedos y el rechazo que en algún momento sentí por alguien
así. En otro lugar quedó la predisposición que algún día sentí frente a la realidad,
porque ese día, todo era paz, todo era tregua, todo era amor.
En
otro lugar quedó la imposibilidad de actuar y el ser indiferente ante el dolor
de las personas. Ellos me enseñaron que cuando se quiere, se puede…; que
siempre hay una parte del corazón que se abrirá para recibir, para aceptar; y
otra parte se abrirá para dar. Que siempre habrá un espacio para la
reconciliación y sobre todo, para entender que todos somos iguales y que lo
único que nos diferencia es la suerte que corremos algunos y que muchas veces
se nos olvida agradecer.
Me
hicieron comprender que la vida está más allá del sitio donde habitualmente
vivo, sin darme cuenta rompieron sutilmente la burbuja de cristal en la que
siempre he vivido, para con mis ojos, poder ver algo que me he venido dando
cuenta: que ante los ojos de Dios todos somos iguales. Y me hicieron comprender
que el amor puede ser lo que más nos une, más allá de lo que la envidia y la
indiferencia nos separa. Me hicieron vivir por primera vez, en un espacio de mi
corazón que yo no conocía y me hicieron comprender que todos estamos unidos
por ese mismo espacio del corazón.
Tengo
un gozo que es inexplicable; desde ese día comprendí que la vida tiene que ser
diferente.
Creo
que ésta debería ser una actividad que todos realizáramos. Propondría
incluso que la hiciéramos a nivel personal, pero ojalá también a nivel
empresarial. Que las empresas promovieran este tipo de actividades, que tanto
le aportan al alma, para crear conciencia en nuestras vidas. Seguro que cualquiera
que allí vaya, aprendería a valorar mucho más lo que tiene y lo que come;
aprendería a valorar mucho más su trabajo, sus compañeros de trabajo y de
estudio; valoraría mucho mas a sus padres, a sus hermanos, a sus hijos y a sus
amigos. Valoraría más sus capacidades y virtudes. Valoraría lo que se le ha
dado y podría ver con una óptica diferente sus problemas y sus dolores.
Cualquiera
que vaya donde la realidad golpea más fuerte, aprendería a reconocer que la
vida es diferente y seguramente, que todos tenemos una obligación social con
alguien, conocido o desconocido.
No
será mejor tenderle la mano a quien más lo necesita? A quien más alejado está
de nosotros? Tender la mano sin saber quien es? Tenderle la mano a quien uno
ama seguramente es más fácil, pero hacerlo con quien uno menos quiere, no
generará aun mayores beneficios? Cuando se hace con alguien que tu no conoces, ni su condición, estarás posiblemente sembrando una semilla que de frutos para
toda la vida!
Porque
estoy aprendiendo con esta enfermedad, que todo en la vida funciona así: Entre
más das, más se abre tu corazón. Y entre más abierto el corazón, más listo
estarás para recibir todos los regalos que la vida tiene para ti!... Por eso me he
venido mejorando!
Nota:
Que nadie, nunca más, se sienta menos por nuestra culpa. Ojalá pudiéramos
hacerlas sentir más y mejores personas!
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Desgarrador cada renglon,tengo que mejorar como persona como ser humano... bendiciones para ti
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
BorrarGracias Rubiela, te agradezco mucho tu comentario! Dios nos ilumine a todos para sembrar cada día!
Borrarrealmente intenso!!! escribes super bien, no me estrañaria que te conirtieras en el mejor escritor......despues de leer tu escrito me encontre con esto....... te lo comparto.
ResponderBorrarTomará sólo 5 minutos para leer esto y cambiará su forma de pensar ..
Dos hombres, ambos muy enfermos , ocupaban la misma
sala de hospital.
Uno se le permitía sentarse en su cama por un
hora cada tarde para ayudar a drenar el líquido del
sus pulmones .
Su cama daba a la única ventana de la habitación .
El otro hombre tenía que estar todo el tiempo en el plano de
su espalda.
Los hombres hablaron durante horas y horas .
Hablaban de sus mujeres y sus familias, su hogares , sus trabajos, su participación en la servicio militar, donde habían estado en
vacaciones ..
Todas las tardes, cuando el hombre de la cama junto a la
ventana podía sentarse , pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver fuera de la ventana .
El hombre de la otra cama empezó a desear los períodos de un hora en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior .
La ventana daba a un parque con un precioso lago . Patos y cisnes jugaban en el agua , mientras que los niños hacían sus cometas . Los jóvenes enamorados paseaban de la mano entre flores de todos los colores y una buena vista del horizonte de la ciudad podía verse
en la distancia.
A medida que el hombre de la ventana describía todo esto con
detalles exquisitos , el hombre al otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la pintoresca escena.
Una tarde calurosa , el hombre de la ventana describe un desfile que estaba pasando .
Aunque el otro hombre no podía oír a la banda - podía ver con el ojo de su mente como el hombre de la ventana representada con
palabras descriptivas .
Días , semanas y meses pasados . Una mañana , la enfermera de día entró con el agua para sus cuartos de baño sólo para encontrar el cuerpo sin vida del hombre de la ventana , que había muerto
pacíficamente mientras dormía .
Ella se entristeció y llamó al asistente del hospital para llevarse el cuerpo.
Tan pronto como le pareció apropiado , el otro hombre preguntó si podía ser trasladado junto a la ventana.
La enfermera estaba feliz de hacer el cambio , y después de asegurarse de que estaba cómodo , salió él solo .
Lentamente, dolorosamente , se apoyó en un codo para lanzar su primera mirada en el mundo real que había afuera.
Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana
además de la cama . Daba a una pared en blanco.
El hombre preguntó a la enfermera qué podría tener motivado a su compañero fallecido, para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana .
La enfermera respondió que el hombre era ciego y ni siquiera podía ver la pared .
Ella dijo: ' Tal vez sólo quería animarlo a usted.
Epílogo:
Hay una tremenda felicidad en hacer que los demás sean felices, a pesar de nuestras propias situaciones.
El dolor compartido es la mitad de la pena, pero la felicidad cuando se comparte , es doble .
Si usted quiere sentirse rico, solo cuente todas las cosas que
usted tiene que el dinero no puede comprar.
"Hoy es un regalo, por eso se le llama El
Presente ".
El origen de esta carta es desconocido.
Woww Charmedcita, que historia! muy inspiradora y gracias por compartirla, da para muchas interpretaciones motivadoras!
BorrarUn abrazo!
Gracias por este BLOG, Dios te siga bendiciendo. Cuenta siempre con nuestras oraciones y nuestro cariño.
ResponderBorrarMuchas gracias a Ti! Gracias por tus oraciones!
BorrarEsta labor me recuerda a mis viejos tiempo cuando por iniciativa propia me acercaba a un habitante de calle y le invitaba a comer tamal de manera silenciosa le decia que Dios se preoupa por El o Ella y que avanzara en la vida que tratara de levantarse y que se diera cuenta que aun hay esperanza para luchar por lo que se proponga, me gustaria participar a la actividad de "El Caldo" se ve interesante acompañar este recorrido con un gran sentido social.
ResponderBorrarClaro que si, próximamente les invitaré al próximo caldo, que es el último sábado de cada mes!
BorrarSerá un placer que nos acompañes y te felicito por lo que has hecho en el pasado!
Hola mi Chino, Excelente labor y el escrito está "mejor siempre mejor"... Gracias por compartir esa vivencia que resalta todos esos principios espirituales en los que debemos pasarl de la teoría a la práctica: Prejuicios, juzgamientos,compasión, agradecimiento, bondad, "todos somos uno", etc.
ResponderBorrarTenemos que vernos, hablemos mañana para cuadrar. Slds. Juan Camilo Medina
Gracias Bati por esas palabras como siempre! Estamos pendientes de vernos y hablar!
Borrar"Dios es caridad, y quien permanece en la caridad, permanece en Dios.
ResponderBorrarAma, pues, al prójimo..., y en él verás a Dios..." San Agustín de Hipona
Mario te lo ruego por favor invítame a participar en la próxima jornada, !!!!Que admirable labor¡¡¡
COTTY
Que buena frase Cotty! Es cierto, allí se ve a Dios! Vamos el 28 de septiembre a las 5,30 pm, en la catedral de Bogotá.
BorrarUn abrazo!
Yo estoy lista pa´la próxima!!!!
ResponderBorrarDiana O.
De una Diana Pat!
BorrarEl despertar de cada manana es el primer contacto con una hermosa realidad en la vida de una madre agradecida con Dios y con cada una de las pruebas y bendiciones que ha decidido entregarme en mi camino.
ResponderBorrarHan sido muchas las lagrimas derramadas ante circunstancias dificiles, pero sin duda las mas dolorosaa las he entregado con resignacion en el acompanamiento que sin sacrificio alguno he venido realzando al lado tuyo. Me has ensenado a vivir plenamente, aceptando las senales que el Senor te envia, afianzando el amor que como madre puedo ofrecerte.
Esta es una fecha muy especial en donde la luz que irradias en cada uno de los que tenemos la fortuna de acompanarte, resplandece con nayor fuerza. Voy a estar siempre contigo, ofreciendote el abrazo que necesites, interpretando tus silencios, aceptando tus momentos y en fin, en cada instante, porque no existe nada mejor que disfrutar la bendicion de verte ser feliz.
Gracias por permitir, a traves de tu experiencia, la reflexion en tus seres queridos.
Hoy mis lagrimas son de alegria, de agradecimiento por la familia que tengo, por los hijos que Dios me ha dado y por comprobar que nunca debemos perder la fe. Siempre habra un nuevo dia y por eso lo disfruto desde el primer instante en que mIs ojos se abren.
Feliz cumpleanos
Te quiero muchisimo y que Dios y la Virgen te bendigan
Tu mama
ME HICISTE LLORAR MUCHO CON ESTE COMENTARIO, Y CADA VEZ QUE LO LEO SE ME MUEVE EL CORAZON.
ResponderBorrarGRACIAS MA, -ME DISTE LA VIDA, Y ME LA SIGUES CUIDANDO.- GRACIAS
Ayer fue Una fecha muy especial...felicitaciones Mario!!
ResponderBorrarMe gusta leer tu blog porque me aterriza... Me hace pensar cuales son realmente las prioridades.. Muchas gracias por esto ... Es muy importante, no dejes de escrobir y alimentarnos el alma. Vlad
Gracias Vlad, ya estoy leyendo el libro que me regalaste, es increíblemente bueno! Gracias!
BorrarGracias Mario por el relato, es como el cuento del ciego que miraba por la ventana que lo va llevando a uno a traves de la narración por esa experiencia tan enriquecedora y asi descubrir las diferentes situaciones de las personas de la calle y lo desagradecidos que somos en quejarnos y no valorar las bendiciones que Dios nos ha dado a lo largo de nuestras vidas.
ResponderBorrarUn abrazo y Dios y la virgencita te sigan bendiciendo.
Muchas gracias Dani!
ResponderBorrarMario , es realmente hermoso saber que existen personas como tu que brindan momentos especiales a personas que generalmente están en el olvido y es muy vacano leer tus escrito y transportarse a estos eventos sin estar presente , que maravilla saber que existe gente como tu, Dios te bendiga y permita que sigas llevando a cabo esta labor tan bonita.
ResponderBorrarMuchas gracias John!
BorrarGracias por compartir, me siento más liviana! La verdad cargamos en el espíritu con tantas estupideces! Cómo puedo participar en esta obra???
ResponderBorrarHola , muchas gracias por tu comentario, te mando la invitaci-on por si quieres participar! Un abrazo...
BorrarEl Caldo
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