sábado, 22 de junio de 2013

EL ABRAZO DE MAMA

Si quieres comprar el libro "AHORA O NUNCA- El Tiempo del Amor" de Mario Ospina, click aquí...

Muchas veces tenemos que esperar que se presenten problemas en la vida y que se torne oscuro el panorama, para poder disfrutar de las cosas sencillas y simples, las que nos llenan totalmente el corazón.

He estado esperando con angustia y tristeza unos resultados médicos, los cuales me salieron mal. Mi alma se llenó de dolor e incertidumbre.

Cuando pasan estas cosas, mi cuerpo o mi alma, todavía no lo sé, se sumergen en una nostalgia, como añorando volver a ser un niño, cuando no existían problemas ni dolores, cuando todo evolucionaba con total naturalidad y crecer no dolía; cuando todo fluía normalmente. Volver a ser un niño como cuando me sentía estar cerca de mi padre y de mi madre, sabiendo que me apoyaban en cada instante y que sus manos protectoras estaban a mi lado para no dejarme caer.


Añorando ser un niño para ver sus sonrisas amorosas, con las cuales avalaban cada cosa que uno hacía y bastaba con una sola mirada para saber que podía dar el siguiente paso. Siempre vigilantes para que no me pasara nada.

Que bueno volver a sentirse un niño, que bueno volver a disfrutar de la inocencia de la vida, del universo, de todo aquello que nunca ha cambiado. Reconocer que quien ha cambiado es uno y que ese cambio nos ha dejado la dolorosa huella de no creer en nada, de no maravillarnos con nada o de no impresionarnos con nada. Dios, dame la facultad de seguirme maravillando con cada cosa que pasa. Déjame maravillarme con la sonrisa de un niño, con las palabras de mi padre, sin caer en la tentación de pensar que todo lo sé; déjame maravillar con el amor puro de mi madre, con el apoyo de mis hermanos, con el abrazo de un amigo y hasta con el calor del sol o el amanecer de un nuevo día.

Lamentablemente a veces tenemos que vivir momentos duros para volver a lo básico, que es de lo que se trata esta vida...

Estaba hoy en la mesa del comedor dispuesto a alimentarme sagradamente, como trato de hacerlo cada día, de repente decidí abrir la página de internet donde puedo revisar los resultados de mis exámenes….

Fueron dos días muy duros llenos de incertidumbre que por ahora han terminado bien. Se me bajó el nivel de la sangre y con un examen para determinar la causa, encontré que estaba sangrando por dentro de mi cuerpo. Inmediatamente se acabaron los momentos de calma, volvieron los instantes de saber lo corto que podía ser este “cuento”. Volvió a bajar la cortina de la vida, el miedo por saber que de pronto todo será muy corto. Que de pronto, nuevamente, haya un tumor en mi estómago y que esto conlleve a  otra cirugía adicional para extraérmelo, agotando cada vez más y más su dimensión y las posibilidades de alimentarme por mis propios medios.

Se me vinieron a la cabeza las veces que he estado hospitalizado recuperándome de las cirugías, sufriendo sin poder comer, alimentándome artificialmente por medio de mis venas, sometiéndome a recuperaciones en cuidados intensivos. Volver a vivir los lúgubres momentos anteriores a una cirugía, cuando con una sola mirada, tal vez te estás despidiendo de tus seres queridos sin saber qué va a pasar más adelante, recordando los ojos tristes de familiares y amigos….

Entonces vi los resultados y como si se abriera el cielo con un milagro, encontré que se había recuperado increíblemente el nivel de la sangre. Es decir, un examen me indicaba que estaba sangrando por dentro, pero otro tomado con dos días de diferencia, me decía que el nivel de la sangre había aumentado. Es difícil de creer. Milagroso! Vuelvo e insisto, y estoy seguro de que estoy siendo objeto de una “Mano bondadosa” que ha querido fijarse en mi….

Que momento más increíble y que montaña rusa en la que me he montado. Lo único que se me ocurrió fue llorar junto a mi madre, más específicamente en el pecho de ella. Una imagen, que para algunos puede llegar a ser un poco curiosa, por mis 40 años y los 64 de mi  madre. Estaba yo sentado en la silla del comedor y ella parada al lado mío, como toda la vida lo ha estado.

Me abrazó tomándome de la cabeza, yo le pasé los brazos por su espalda, le pedí que no me soltara y la abracé fuertemente sintiendo su pecho al lado de mi cabeza, como tal vez lo hicimos muchas veces estando yo pequeño y  lleno de vida. Sentí su corazón palpitar y sus manos protegiéndome, abrazándome en el júbilo de un momento lleno de felicidad, en medio de una celebración, de una alegría, en la que sentí su calor; un momento que seguro nunca ha dejado de ser igual, pero que a veces se nos olvida, porque se vuelve difícil, hoy en día, abrazar de esta manera a una madre. A mi me ha pasado así.

Yo tuve el privilegio de volver a hacerlo. La vida nos está dando una oportunidad con todo esto que esta pasando. Nos está permitiendo hacerlo de nuevo y esto significa la mayor bendición. A los que tienen todavía a su madre viva yo les pido que no desperdicien la oportunidad de fundirse en la plenitud  de un abrazo, pero desde el pecho de ella, como si fueran de nuevo unos niños. Es la sensación más sanadora que he sentido!

Y a aquellos que por cosas de la vida no la tengan, sientan que lo pueden hacer, imagínenla, siéntanla, pues una madre no es solamente en cuerpo quien nos ha acompañado, sino quien está con el alma unida a nosotros.  Siempre las cosas las podemos hacer desde el fondo de nuestra corazón, es la forma de crear desde la conciencia. Verás que tu madre , desde el lugar donde se encuentre, se fundirá feliz en  ese abrazo, para recordar como siempre, que has sido parte de ella y que te seguirá llevando en su corazón por toda la eternidad.

No lo desperdicien, háganlo! Abracen a su madre… Es un privilegio que nunca valoramos y que muchos no nos habíamos dado cuenta.

Porque Ella, con éste abrazo, también puede materializar lo que tanto siente por nosotros, pero que por la falsa sensación de crecer, no nos permitimos. Para ella es tan importante y ahora me atrevo a hablar por mi madre, porque así confirma el dolor que siente por cada cosa que me pasa. Ella lo siente en su corazón, lo sufre en su propio cuerpo y comparte todo mi dolor.

Dicen que no hay dolor más grande que el que siente una madre por la muerte de un hijo y yo no quisiera tener que darle ese dolor a la mía.

Que cada día que pase sea una oportunidad para renovarme….

9 comentarios:

  1. Después de leer me he quedado sin palabras y prefiero disfrutar la enorme alegría que siento en mi corazón...... Gracias a los dos.... Y gracias a Dios por bendecir a mi familia por tenerlos en nuestras vidas

    ResponderBorrar
  2. Viejo Mario!!!.. Un abrazo. Lo acompano y lo pienso mucho!. Animo q no esta solo.
    Y q buen blog!!!.
    :)

    Otman J

    ResponderBorrar
  3. Gracias Ottico, como siempre.... que vacan!!

    ResponderBorrar
  4. Mario, espectacular, muy cierto, muy simple, pero muy profundo
    Andy

    ResponderBorrar
  5. .... cada buena noticia la celebramos en Caracas y en cada angustia nos tienes al lado a pesar de la distancia ,Mario estoy segura que vendrán mas milagros ....tienes a la Virgen protegiendote con su manto .. besos a los dos ! Adriana y Andres

    ResponderBorrar
  6. Adriana y Andres, mis buenos amigos de Venezuela, me alegro de tenerlos cerca, siempre los he sentido así! Muchas gracias por estar pendientes y por todo lo que ha sido esta amistad!! Un abrazo caluroso!

    ResponderBorrar